La emoción que siento es mía

23 Feb La emoción que siento es mía

feliz ou tristeDos perros se hallan ante la misma persona. La persona levanta un palo en alto. El primer perro sale corriendo entre alaridos. El segundo mueve el rabo y salta contento mirando al palo. ¿Qué está ocurriendo? Obviamente, el primer perro siente miedo mientras que el segundo siente alegría. ¿Cúal es el poder mágico del palo o del hombre que levanta el palo, capaz de suscitar en uno miedo y en otro alegría, en un tercero curiosidad o indiferencia, o cualquier otra reacción emocional? ¿A quién pertenece el miedo, al palo o al perro?

Este pequeño relato ejemplifica que lo que estamos sintiendo en cada momento depende de nosotros, es lo que llamamos responsabilizarse de las propias emociones. Lo que siento, me pertenece a mí y no al objeto ni tampoco a otro sujeto. Por tanto, la tristeza o cualquier otra emoción que yo sienta es mía, sino lo fuera y solo dependiera de algo externo, no podría hacer nada y me quedaría en un estado de indefensión. Hacerme cargo de la emoción por tanto es una buena noticia, porque me permite decidir qué haré con ella.

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